Se ha hablado mucho sobre cómo las mujeres tienen que realizar la mayor parte de las tareas domésticas, pero lo que es menos conocido es la «carga mental» que también recae mayoritariamente en las mujeres, afectando su capacidad de trabajar.
Organizarles un programa con amigos o reservar sus turnos médicos. Pensar cómo esconder verduras en sus comidas o asegurarte de que haya suficientes en la lista del supermercado.
Preocuparte por si tu hijo va por buen camino en la escuela, su tu hija necesita zapatos nuevos y cuándo reemplazar tu lavarropas.
Por sí solas, todas estas pueden parecer tareas pequeñas, pero se acumulan.
Y si le preguntas a las parejas heterosexuales con hijos cuál de los dos suele lidiar con ellas, es probable que la mayoría de la misma respuesta: la madre.
Numerosos estudios muestran que las mujeres en relaciones heterosexuales todavía hacen la mayor parte del trabajo doméstico y el cuidado de niños.
Si bien muchas parejas tienen como objetivo dividir sus responsabilidades en un 50:50, por diversas razones estructurales y socioeconómicas terminan asignando tareas según los roles estereotípicos de género.
Incluso en las parejas que piensan que han logrado una división igualitaria del trabajo, las formas de cuidado más ocultas generalmente terminan recayendo en la mujer.
De hecho, un creciente cuerpo de investigación indica que, para las responsabilidades del hogar, las mujeres realizan mucho más trabajo cognitivo y emocional que los hombres.
Comprender por qué esto sucede podría ayudar a explicar por qué la igualdad de género no solo se ha estancado, sino que está retrocediendo, a pesar de que el tema se debate más que nunca.
Y una comprensión más amplia de este trabajo detrás de escena podría ayudar a las parejas a redistribuir las tareas de manera más equitativa, algo que, aunque inicialmente será difícil, podría desempeñar un papel importante para ayudar a las madres a aligerar su carga.
Trabajo invisible e ilimitado
Los expertos dicen que este trabajo oculto se presenta en tres categorías superpuestas:
- trabajo cognitivo: consiste en pensar en todos los elementos prácticos de las responsabilidades del hogar, incluida la organización de citas para jugar, las compras y la planificación de actividades.
- trabajo emocional: mantener las emociones de la familia; calmar las cosas si los niños se portan mal o si se preocupan por cómo les va en la escuela.
- carga mental: es la intersección de las dos anteriores. Es preparar, organizar y anticipar todo, tanto lo emocional como lo práctico, que debe estar resuelto para que la vida fluya.
Este trabajo oculto es difícil de medir, porque es invisible y se realiza internamente, lo que dificulta saber dónde comienza y dónde termina.
En 2019, Allison Daminger, candidata a doctorado en sociología y política social en la Universidad de Harvard, descubrió que, si bien la mayoría de los participantes en su estudio sobre el trabajo cognitivo del hogar se dieron cuenta de que las mujeres estaban haciendo la mayor parte, esto no era considerado una «forma normal de trabajo».
En su investigación, que incluyó a 35 parejas, los hombres se referían a sus esposas usando términos como «gerente de proyecto», o decían que ellas estaban «haciendo un mayor seguimiento».
Daminger identificó cuatro etapas claras del trabajo mental relacionadas con las responsabilidades del hogar:
- anticipar las necesidades
- identificar opciones
- decidir entre las opciones
- monitorear los resultados
Su investigación mostró que las madres hicieron más en las cuatro etapas; aunque las parejas a menudo tomaban decisiones juntas, las madres se ocupaban más de la anticipación, la planificación y la investigación.
En otras palabras, los padres estaban informados cuando se trataba de tomar decisiones, pero las madres hacían todo el resto del trabajo.
Este trabajo oculto tiene varios impactos; sabemos, por ejemplo, que las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de preocuparse por el cuidado de los niños incluso cuando no están con sus hijos.
Esto causa estrés adicional, porque esa preocupación siempre está presente, incluso cuando las mujeres deberían concentrarse en otras cosas.
«La carga mental es ese hilo que trae tu familia a tu vida laboral», dice Leah Ruppanner, profesora asociada de sociología en la Universidad de Melbourne y autora de Motherlands («Tierras de madres»).
Es la preocupación constante de bajo nivel sobre si estamos haciendo lo suficiente y sobre el impacto que nuestra forma de crianza tendrá en el futuro de nuestro hijo o hija.
«Siempre estás tratando de mitigar el riesgo futuro», señala Ruppanner.
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