¿Qué pasaría si nuestro cuerpo tuviera un termostato como el de una casa, que si le subes la temperatura envejecerías más rápido y si la bajas te deteriorarías a un ritmo más lento?
¿Qué pasaría si lográramos descubrir dónde está ese termostato y pudiéramos vivir por cientos de años con la vitalidad y apariencia de alguien de 30?
Eso es lo que durante décadas ha estado descifrando la científica estadounidense experta en envejecimiento Cynthia Kenyon.
Si bien Kenyon no es la única científica renombrada en este campo, lo que la hace especial es su puesto como vicepresidenta de Calico, la empresa fundada hace cinco años por Google que cuenta con -literalmente- miles de millones de dólares para encontrar respuesta a uno de los misterios más grandes de la humanidad: el envejecimiento.
Al atravesar su entrada, un enorme péndulo de Foucault flanquea la segunda puerta con acceso restringido que da paso a los laboratorios y oficinas.
Cynthia aceptó hablar con nosotros con una condición: no podíamos hacer preguntas específicas sobre las áreas de investigación que la empresa de biotecnología está desarrollando.
"Aquí, la mitad de la empresa hace lo básico, ya sabes, investigar", responde Kenyon con una risa entrecortada, tras preguntarle por el tipo de trabajo que se realiza en Calico.
"Y yo voy a reuniones y a conferencias para hablar de mis pequeños gusanos y de las cosas maravillosas que les hemos hecho"
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